Los tumores hematológicos, también llamados cáncer de la sangre son, según la definición del Instituto Nacional del Cáncer (EEUU), aquellos que se originan en la médula ósea o en las células del sistema inmunitario e incluyen patologías como leucemias, linfomas y mielomas múltiples. Para informar sobre el tema, conversamos con la Dra. Francisca Rojas, médica oncohematóloga y referente del Instituto Oncológico Henry Moore en esta especialidad.
“Los tumores hematológicos son enfermedades neoplásicas malignas que se originan básicamente en la sangre y todos los órganos linfoides, relacionados con la médula ósea, donde se origina la sangre, como así también en ganglios linfáticos, bazo e hígado”, detalla la Dra. Rojas (MN 90648).
En Argentina son detectados cada año unos 130 mil casos de cáncer, según estadísticas del Instituto Nacional del Cáncer. De estos casi el 7% corresponden a enfermedades oncohematológicas como las leucemias que implican cerca de nueve mil casos que se distribuyen 3.200 pacientes con leucemias, 4500 con linfomas y 1250 casos de mielomas.
Tipos de tumores hematológicos
En el IOHM se brindan tratamientos para este tipo de tumores. “El más prevalente es el grupo de enfermedades conocidas como linfomas no Hodgkin, una entidad heterogénea y variable”, explica la Dra. Rojas. A su vez existen subtipos de linfomas, unos más agresivos que otros. Mientras algunos requieren tratamiento en forma inmediata, “a otros se los puede observar, pues su evolución es benévola por un periodo variable, en algunos pacientes lamentablemente corto y en otros prolongado según cada caso”.
En el caso de los linfomas no Hodgkin su prevalencia va aumentando con la edad a diferencia del otro grupo de linfomas, los llamados Linfomas de Hodgkin o Enfermedad de Hodgkin que si bien son menos frecuentes, tienen dos picos de incidencia: uno entre los los muy jóvenes entre los 15 y 30 años y otro en los mayores de 55 años.
Dentro de los linfomas de Hodgkin también hay varios subtipos con tratamientos específicos para cada uno. “Se ven a menudo entidades denominadas síndromes mieloproliferativos crónicos, que también son un grupo heterogéneo y patologías crónicas con tratamientos específicos”, dice Rojas y señala que dentro de estos síndromes, la enfermedad más frecuente es la que se conoce como leucemia mieloide crónica. “Este grupo de patologías, si bien no son curables, son manejables, pues en muchos pacientes se pueden controlar durante muchos años con tratamientos muy tolerables”.
Hay asimismo otro grupo, el de las gammapatías, y dentro de estas la más frecuentes -desde estados premalignos hacia estados malignos- está el mieloma múltiple, una enfermedad que se presenta mayoritariamente en un grupo etario avanzado “en general arriba de 55-60 años, y es una patología que aún no es curable, pero sí tratable”, explica la especialista. .
En tanto, en el grupo de patologías agudas y agresivas están las leucemias agudas, que se presentan en diferentes épocas de la vida. Hay dos grandes grupos:
– las linfoblásticas agudas, con predominancia en pacientes pediátricos, ya que representan el 80 por ciento de las leucemias agudas en pediatría, con una curación de hasta el 70 por ciento de los casos. Aunque a medida que se avanza en la edad disminuye su prevalencia y comienza a prevalecer el otro grupo:
– las leucemias mieloblásticas agudas, “mucho más frecuentes en el adulto, que representan el 80 por ciento de las leucemias en esta etapa de la vida”; añade Rojas y agrega que “de acuerdo a ciertas características biológicas de la enfermedad son de mejor o peor pronóstico”.
Evaluación y tratamiento
“En todas las patologías tumorales en hematología evaluamos al paciente y al grupo de riesgo, es decir, evaluamos a aquel paciente con ciertos parámetros clínicos, de laboratorios y genéticos adquiridos”, resalta la médica y advierte que, luego la evaluación indica cómo responderá -mejor o peor- al tratamiento inicial con “scores pronósticos” con resultados desde favorables hasta más agresivos y desfavorables. “De acuerdo a ello se establece la conducta de tratamiento”, señala la especialista.
“La hematología se comporta en algunos casos en forma bastante diferente a los tumores sólidos”, resalta la Dra. Rojas. Y con esto subraya que en algunos pacientes con ciertos diagnósticos de leucemias crónicas o de linfomas no tan agresivos, “la conducta es observarlos y no tratarlos y esto es difícil de explicar”.
“En este grupo de entidades ya está estudiado y demostrado a nivel mundial que es mucho mejor la observación que el tratamiento inmediato, porque puede que no tengan una curación pero su comportamiento no es tan agresivo y no le trae consecuencias al paciente, salvo los que sí requieren tratamiento y seguimiento en el tiempo”, profundiza. En este sentido, subraya que hay criterios estrictos de tratamientos para cada una de las patologías y se evalúa el momento exacto en que cada paciente lo requiere.