Inmunoterapia: cómo impacta en la sobrevida global de los pacientes

Inmunoterapia: cómo impacta en la sobrevida global de los pacientes

La inmunoterapia es un tipo de tratamiento que ayuda al sistema inmunitario a combatir el cáncer. Se trata de una terapia biológica que utiliza sustancias producidas por organismos vivos para tratar el cáncer. Se implementa sola o en forma complementaria a otros tratamientos. 

En un funcionamiento normal el sistema inmunitario detecta y destruye las células anormales, e incluso impide o frena el crecimiento de muchos cánceres.  En algunos casos, las células inmunitarias se encuentran en los tumores o al derredor de ellos.  Estas células, llamadas linfocitos infiltrantes de tumores, son un signo de que el sistema inmunitario está respondiendo al tumor; de este modo,  aquellas personas cuyos tumores tienen linfocitos infiltrantes,  tienen mejor pronóstico que quienes no lo tienen.   

Aun cuando el sistema inmunitario puede impedir o hacer lento el crecimiento del cáncer, las células cancerosas tienen formas de evitar la destrucción a través del sistema inmunitario. Las células cancerosas pueden: 

  • Tener cambios genéticos que las hacen menos visibles al sistema inmunitario. 
  • Tener proteínas en su superficie, que apaga las células inmunitarias. 
  • Cambiar las células normales alrededor del tumor para interferir en la respuesta del sistema inmunitario a las células cancerosas.  

Frente a estos escenarios, la inmunoterapia ayuda al sistema inmunitario a actuar mejor contra el cáncer. 

Para el inmunólogo y oncólogo clínico Marcelo Muiño (MN70.431), médico del Instituto Oncológico Henry Moore y del Hospital Fernández, “la inmunoterapia resultó ser una herramienta clave en las líneas terapéuticas de la oncología moderna, que cambió sustancialmente la biología y el comportamiento de los tumores”.

“El cáncer es un problema de señales, es una enfermedad molecular donde hay un cortocircuito en las señales” grafica Muiño y explica que “son células que se dividen de manera constante y no tienen límites, lo hacen millones de veces y son inmortales”. 

Esa “inmortalidad” caracteriza a las células tumorales. 

Por otro lado, explica el médico oncólogo, esa alteración en la proliferación provoca lo que se denomina “angiogénesis”: las células crean vasos sanguíneos y el tumor crece. 

“Cuando hay angiogénesis, es decir, cuando los tumores crecen a través de sus vasos sanguíneos que los nutre y los oxigena, también ocurre un ambiente de inmunosupresión, es decir, que el ambiente tumoral, donde están las metástasis, provoca que las defensas estén bajas”, aclara Marcelo Muiño y señala que, cuando el organismo tiene las defensas bajas, “los linfocitos están agotados, disfuncionalizados, entonces el tumor se disemina y hace metástasis”. 

Si bien el pilar de la oncología es la cirugía, con el tiempo fueron surgiendo distintos tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia, con respuestas en un inicio precoz, pero que con el tiempo pueden derivar en un a pérdida de eficacia y provocar en el tumor su desarrollo y resistencia, generando una recurrencia de la enfermedad. 

Aparece entonces como estrategia la inmunoterapia, “para mejorar este sistema inmune agotado, dormido, deteriorado e inmovil frente a esa proliferación tumoral”, señala Muiño. 

Hallazgos científicos determinaron que en el ambiente tumoral se pueden compensar la muerte y la proliferación excesiva de los linfocitos y, a través de la inmunoterapia, desarrollar anticuerpos que favorecen la durabilidad de la respuesta a la quimioterapia por mucho más tiempo, en relación al tratamiento con quimioterapia sola. 

“Esto cambió mucho el pronóstico y el beneficio en muchos tumores metastásicos, donde antes había sobrevida más corta o de mal pronóstico” asegura Muiño. 

Y agrega que este tratamiento ayuda a los linfocitos para que no se mueran tan pronto, sobrevivan más tiempo y de esa manera puedan generar una respuesta inmune antitumoral para que los tejidos se vayan destruyendo de manera progresiva y paulatina, en lo que se llama una respuesta a la inmunoterapia”. 

Esta estrategia que en principio es complementaria, en algunos casos se aplica sola, sin la quimioterapia, y en otros, hay tumores que requieren la combinación de ambas terapias. 

“También están aquellos que necesitan hacer quimioterapia primero antes de la inmunoterapia, para preparar un ambiente frío y hostil para llevarlo a un desierto caliente y tener de esa manera la respuesta inflamatoria inmune frente a las células tumorales que en ese momento están comprometiendo al paciente”, detalla Muiño. 

En todos los casos, la inmunoterapia impacta directamente en la sobrevida global de los pacientes. 

“Los avances tecnológicos dieron un vuelco en los pronósticos del cáncer”, subraya el especialista e insiste que “hoy la implementación de la inmunoterapia con la quimioterapia, tanto de manera conjunta como de modo secuencial, incrementa más que significativamente las tasas de sobrevida global de los pacientes”.