En el mes del cáncer de mama es nuestro deseo rendir honores y expresar nuestra admiración por todas las mujeres que a lo largo de la historia de la oncología, muchas en forma totalmente anónima, han cambiado el conocimiento oncológico, han colaborado en que hoy podamos tratar mejor a nuestras pacientes.
Durante este mes se hace mucho hincapié en medidas concretas y útiles de prevención, pero en estas líneas queremos salir de lo convencional y en cambio hacer notar el impacto que el cáncer de mama ha tenido en la historia de la medicina en general y de la oncología en particular.
En primer lugar el cáncer de mama dio nombre a nuestra especialidad, la palabra Onkos en griego (bulto o tumor) y la palabra latina Cáncer (cangrejo) fueron referenciadas originalmente a tumores de la mama y de hecho, uno de ellos (el tumor escirro de la mama) parece un cangrejo visto desde arriba, el cuerpo localizado en la aréola y el pezón y se disemina por la piel como si fueran las patas o pinzas del crustáceo.
El cáncer de mama es el primer tumor registrado en la historia de la humanidad en el papiro de Smith (hay tumores óseos prehistóricos) pero el primer tumor del cual hay registro escrito es el de mama.
También el tumor mamario es el primero del que hay registro histórico de curación, con la resección del tumor de Atosa, una de las esposas de Ciro, rey de Persia. El tumor de mama es el tumor con mayor presencia en las pinturas medievales y renacentistas, numerosas obras de arte, muestran el virtuosismo de los pintores al detectar anomalías en las mamas de sus modelos. Vistas en forma retrospectiva son tumores y retracciones causadas por un cáncer subyacente.
Fue el primer tumor avanzado en el que se evidenció la utilidad de un tratamiento sistémico hormonal, cuando Beatson en 1895 extirpó los ovarios de una paciente de treinta y pocos años afectada de un cáncer diseminado de mama.
Fue la primera casuística de tumores presentada por John Stewart Halstead en el que demostró que la técnica quirúrgica adecuada podía curar más pacientes, aunque a expensas de su calidad de vida por las mutilaciones que producía.
Allí nació la cirugía oncológica: una estrategia curativa para los tumores localizados.
Fue también el primer tumor en el cual se demostró el beneficio de la radioterapia en el tratamiento local.
Fue el tumor en el cual dos grandes cirujanos del siglo pasado, Umberto Veronessi y Bernard Fisher, en la década del sesenta ,demostraron que el tratamiento conservador del cáncer de mama podía curar la misma cantidad de pacientes sin necesidad de afectar gravemente su calidad de vida.
Además de curar mejor, ambos nos enseñaron que debíamos tratar a los tumores como una enfermedad diseminada aunque no pudiéramos demostrarlo, y así nacieron los tratamientos adyuvantes (postquirúrgicos) tanto hormonales como quimioterápicos.
Fue el primer tumor en el que se demostró la existencia de un blanco molecular en la década del setenta, al poder determinar los receptores hormonales.
Fue el primer tumor en el que se demostró que los tratamientos prequirúrgicos (neoadyuvantes) brindaban la misma supervivencia que los tratamientos adyuvantes pero podían ser útiles en conservar a las mamas de más pacientes.
Fue el primer tumor para el que se diseñó un anticuerpo monoclonal (Trastuzumab) contra un blanco molecular (Her2) y posteriormente el primer anticuerpo conjugado con quimioterapia eficaz en un tumor sólido (Trastuzumab – Emtasina).
Fue el primer tumor sólido en el cual se estudió la desprescripción médica demostrando que los tratamientos de cuatro administraciones eran similares a seis , ocho o doce aplicaciones.
Fue el primer tumor en el cual se estableció una selección de tratamientos basados en el perfil molecular del tumor primario.
Es el tumor sólido en el que más impacto tiene la prevención imagenológica (mamografía) permitiendo curar cada vez más pacientes y posibilitando la detección de lesiones cada vez más pequeñas.
Es el primer tumor en el que la inteligencia artificial en colaboración con el radiólogo, aumenta la detección precoz.
Es el tumor sólido en el que hay mayor experiencia en el tratamiento de pacientes con cáncer y embarazo, pudiendo preservar la salud y la vida de la madre y el hijo.
Es el primer tumor sólido con evidencias de utilidad de la quimioprevención hormonal para poblaciones de alto riesgo.
Es el tumor sólido del adulto con la evidencia más consistente de riesgo heredofamiliar y con indicaciones específicas de cirugías de reducción de riesgo.
Es el tumor más frecuentemente inducido en las mujeres transgénero estableciendo una prevención reglada en quienes usan estrógenos.
Es también el primer tumor sólido en el cual se excluyó como cáncer una patología que antes era considerada maligna (carcinoma lobulillar in situ) evitando sobretratamientos innecesarios.
Por todo esto, que no es sino un apretado resumen de todo lo que nos han enseñado los pacientes a lo largo del tiempo, queremos honrarlas, agradecerles y pedirles que se sigan cuidando.
Dr. Ernesto Gil Deza. Director de Investigación y Docencia del Instituto Oncológico Henry Moore