Del tabú al control: cambiar la cultura del chequeo masculino

Del tabú al control: cambiar la cultura del chequeo masculino

Durante décadas, hablar del cáncer de próstata fue, para muchos hombres, un tema incómodo. El miedo al diagnóstico, el desconocimiento sobre los estudios y el tabú alrededor de prácticas como el tacto rectal actuaron como barreras para la prevención. Sin embargo, esa realidad está cambiando. Cada vez más hombres toman conciencia sobre la importancia de los chequeos y la detección temprana, fundamentales para un tratamiento exitoso.

Según datos del Instituto Nacional del Cáncer, en Argentina se diagnostican más de 11.600 nuevos casos por año, lo que convierte al cáncer de próstata en el más frecuente entre los hombres. A nivel mundial, es el segundo tumor maligno más común en varones, detrás del cáncer de pulmón.

“Hasta que el cáncer no está avanzado no hay síntomas”, advierte el Dr. Leonel Smolje, médico especialista en uroncología y subdirector médico del Instituto Oncológico Henry Moore. Y agrega: “Por eso es tan importante hacer estudios de investigación precoces para detectarlo en etapas tempranas”.

El rol de los controles

La próstata es una glándula del aparato reproductor masculino que, con la edad, puede desarrollar alteraciones. En el 95% de los casos, los tumores malignos se originan en su tejido glandular y muchas veces crecen de forma lenta y sin síntomas. El chequeo anual con laboratorio (PSA), ecografía y tacto rectal permite detectar alteraciones antes de que se presenten manifestaciones clínicas.

Las recomendaciones indican comenzar con estos estudios a los 50 años, o a los 45 si hay antecedentes familiares directos (padre, hermano, abuelo). Aun así, la mayoría de los hombres no realiza estos controles a tiempo.

Romper el silencio

La educación, la información y la conversación abierta son herramientas clave para cambiar esta situación. Campañas de concientización y el trabajo de los equipos de salud están ayudando a derribar prejuicios. La prevención salva vidas, y empezar a hablar del tema sin vergüenza es el primer paso.

Entre las estrategias de prevención más importantes se destacan:

  • Controles médicos periódicos: chequeos anuales con análisis de PSA y tacto rectal.
  • Estilo de vida saludable: alimentación equilibrada, actividad física, descanso adecuado.
  • Evitar factores de riesgo modificables: no fumar, moderar el alcohol y controlar el sobrepeso.

Cuando se detecta a tiempo, el 80% de los casos de cáncer de próstata pueden recibir tratamientos con intención curativa. Las opciones incluyen cirugía, radioterapia y tratamientos hormonales, y se eligen según las características de cada paciente.

En los últimos años, se han logrado grandes avances con terapias que reducen la mortalidad en más de un 30% y mejora los resultados clínicos. La medicina de precisión también ofrece nuevas posibilidades en casos avanzados, con tratamientos dirigidos a mutaciones específicas.

Fomentar una cultura proactiva de salud implica dejar atrás el tabú y comprender que los controles no solo salvan vidas, sino que permiten preservar la calidad de vida. 

“Cuidar también es prevenir”, como señala la campaña del Instituto Oncológico Henry Moore. Porque hablar del cáncer de próstata sin miedo ni prejuicios es el primer paso para evitar que el silencio se transforme en diagnóstico tardío.