Cuidar es trabajar en equipo: el valor del enfoque interdisciplinario en oncología

Cuidar es trabajar en equipo: el valor del enfoque interdisciplinario en oncología

Desde hace 27 años, el Instituto Oncológico Henry Moore sostiene un modelo de atención que pone al paciente en el centro, basado en la cooperación activa entre profesionales de distintas disciplinas. Esta estrategia, que rompe con el paradigma tradicional, permite brindar una atención integral, mejorar la calidad de vida de quienes atraviesan un diagnóstico oncológico y elevar la eficacia de los tratamientos.

Así, el Instituto Oncológico Henry Moore (IOHM) se mantiene fiel a un principio rector que lo distingue: poner al paciente en el centro, una práctica consolidada basada en el trabajo interdisciplinario y reconocido como una evolución imprescindible en el abordaje del cáncer.

La complejidad de los tratamientos oncológicos y el impacto multidimensional de la enfermedad hacen necesaria una articulación profunda entre múltiples disciplinas. No se trata únicamente de sumar especialidades: el verdadero valor está en la integración efectiva y dinámica entre oncólogos clínicos, cirujanos, radioterapeutas, psicólogos, enfermeras, nutricionistas y otros profesionales. Solo así se logra una atención integral que contemple todas las dimensiones de la experiencia del paciente: la biológica, la psicológica, la social y la espiritual.

Este enfoque colaborativo permite que cada paciente reciba un plan de tratamiento personalizado y abarcativo, producto de la deliberación conjunta entre especialistas. Al compartir conocimientos y perspectivas, el equipo no solo optimiza el tratamiento médico, sino que también mejora la calidad de vida del paciente. Se anticipan complicaciones, se disminuye la duplicación de estudios, se acelera la toma de decisiones y se facilita el acceso a recursos de apoyo. Todo esto con un único objetivo: brindar una atención más eficiente, humana y efectiva.

El cáncer no es una enfermedad que pueda ser contenida por un solo enfoque. Requiere una respuesta sistémica, donde cada profesional desempeñe un rol complementario en la construcción del bienestar del paciente. Esta lógica rompe con el antiguo paradigma del médico omnisciente y da paso a una red de saberes interconectados, donde el diálogo y la cooperación son herramientas clínicas de primer orden.

Los beneficios son múltiples y comprobados. Se mejora la precisión en los diagnósticos, se reduce el tiempo de inicio de los tratamientos, se incrementa la sobrevida, y –no menos importante– se fortalece el apoyo emocional del paciente. Pero el impacto positivo no se limita a quienes atraviesan la enfermedad. Los equipos interdisciplinarios también elevan la satisfacción de los profesionales, al promover un entorno de trabajo colaborativo, con mayor coordinación, responsabilidad compartida y apertura a la innovación.

En este sentido, el IOHM no solo ofrece tratamientos de excelencia, sino que constituye un ejemplo de cómo debe organizarse la atención del cáncer en estos tiempos. Su trayectoria de 27 años apostando a un modelo interdisciplinario es testimonio de que otra forma de cuidar es posible: una donde el conocimiento se entrelaza, se fortalece el trabajo en  equipo y el paciente ocupa el lugar central.