Cuidar a quienes cuidan para cuidar mejor: salud mental y calidad del cuidado oncológico

Cuidar a quienes cuidan para cuidar mejor: salud mental y calidad del cuidado oncológico

Prevenir el estrés y el burn-out en los equipos sanitarios no solo protege a los trabajadores: es una condición indispensable para garantizar la calidad del cuidado en pacientes con cáncer. En el Instituto Oncológico Henry Moore, el bienestar de los profesionales es parte esencial de su misión asistencial.

Quienes se encuentran en tratamiento oncológico requieren un acompañamiento médico, emocional y humano sostenido en el tiempo. La calidad de ese acompañamiento depende, en gran parte, del estado físico y emocional del equipo de salud. Por eso, el cuidado del paciente comienza también por el cuidado de quienes integran los equipos que lo asisten.

El estrés crónico, el agotamiento emocional y el burn-out son hoy reconocidos como factores que afectan el desempeño de los trabajadores de la salud. En el contexto oncológico, donde la intensidad emocional es particularmente alta, este impacto puede amplificarse si no existen políticas claras de prevención y contención.

En el Instituto Oncológico Henry Moore, el cuidado integral de las personas en tratamiento incluye una mirada profunda sobre el entorno terapéutico, que abarca no solo al paciente, sino también a los profesionales que lo asisten. Esa convicción se traduce en acciones concretas dirigidas a la salud mental, el bienestar laboral y el fortalecimiento del equipo interdisciplinario.

La institución promueve una cultura del cuidado mutuo, entendiendo que un profesional sostenido emocionalmente podrá brindar una atención más humana, segura y de mejor calidad. Esta visión forma parte del compromiso ético del Instituto y atraviesa tanto la atención clínica como la organización interna.

Del equipo al paciente: cómo se transmite el bienestar

Cuando los trabajadores de salud cuentan con condiciones adecuadas, apoyo institucional y espacios de contención emocional, se genera un efecto directo sobre la experiencia del paciente. El vínculo terapéutico mejora, se fortalece la empatía, disminuyen los errores y se incrementa la calidad de las decisiones clínicas.

Por el contrario, la sobrecarga, la fatiga y la ambigüedad de roles pueden derivar en errores asistenciales, deterioro del clima laboral y vínculos tensos con los pacientes. En oncología, donde la confianza, la contención y el acompañamiento son esenciales, este impacto se hace aún más evidente.

En el Instituto Henry Moore trabajamos activamente en la prevención del estrés y el burn-out, no solo como una política de bienestar, sino como una estrategia de seguridad del paciente y calidad institucional. Las medidas incluyen organización del trabajo, espacios de escucha, trabajo en equipo, formación continua y protocolos claros de acompañamiento ante situaciones complejas.

Además, cuidamos especialmente la definición de responsabilidades, los vínculos laborales respetuosos y la promoción de un entorno institucional que favorezca el equilibrio entre la vida profesional y personal. Estas acciones reducen el riesgo psicosocial y mejoran el desempeño clínico, con efectos directos en la atención que reciben los pacientes.

Cuidar a los profesionales no es solo un gesto de reconocimiento: es una decisión estratégica que impacta en toda la cadena de atención. En el contexto de la oncología, donde cada encuentro entre profesional y paciente puede ser determinante, garantizar la estabilidad emocional del equipo de salud es también una forma de cuidar con mayor sensibilidad, presencia y compromiso.

En el Instituto Oncológico Henry Moore asumimos este desafío desde su origen: promover una atención de calidad, centrada en la persona, que integre la dimensión médica y humana del cuidado. Porque cuidar a quienes cuidan no es solo una necesidad: es una condición para hacer posible el acompañamiento digno, sostenido y compasivo que cada paciente merece.