¿Cómo adaptar la rutina al tratamiento?

¿Cómo adaptar la rutina al tratamiento?

Si la persona lo desea, y dependiendo de los síntomas, es posible adaptar la rutina laboral al tratamiento del cáncer. Sin embargo, esto requiere tiempo, paciencia y principalmente, la voluntad personal de encontrar estrategias con apoyo del entorno. 

Si el paciente oncológico está en condiciones, resulta positivo para la salud mental mantener la rutina laboral. Reconocerse productivo, estar en contacto con compañeros de trabajo y sentirse más sano, impacta en los estados de ánimo y en consecuencia, en el devenir del tratamiento. 

Pero cada caso es particular: así como algunas personas pueden continuar trabajando mientras están en tratamiento contra el cáncer e incluso siguen cumpliendo con su turno o jornada laboral completa, otras trabajan con el mismo horario que solían tener, pero bajo ciertas condiciones distintas. 

Las adaptaciones -como estar más cerca del cuarto baño de la oficina- son necesarias para sobrellevar los efectos secundarios que se pueden presentar. 

También están quienes requieren de un horario de trabajo menos exigente, como el poder tomar días adicionales de licencia o incluso trabajar en tiempo parcial durante algún tiempo. Todo depende del tipo de tratamiento que se esté recibiendo, la etapa del cáncer que se atraviesa, el estado general de salud y el tipo de trabajo que se realice. 

Desde la American Cancer Society brindan consejos prácticos para quienes están recibiendo tratamiento y necesitan determinar cómo continuar desempeñando su trabajo. 

  • Si se requiere de tiempo de recuperación tras cada sesión de tratamiento, programar las sesiones en función de las necesidades.
  • Explorar las alternativas disponibles como trabajar desde casa algunos días. Esto podría ayudar a sentir menos cansancio permitiendo cuidarse mejor en caso de que surgiera alguna complicación.
  • Contar con ayuda en la casa posibilita tener más energía para desempeñar el trabajo. Ciertas labores domésticas pueden ser repartidas entre amigos y familia.
  • Informar sobre la situación a los compañeros de trabajo en caso de considerarlo adecuado. Podrían conformar una gran fuente de apoyo e incluso sugerir mejores maneras de administrar el trabajo. 
  • Llevar un registro sobre las actividades laborales completadas normalmente durante sus horas de trabajo. 
  • Preparar una lista detallada de las actividades laborales para que pueda encausarlas otras personas al requerir ausentarse.
  • No temer pedir ayuda en caso de necesitarla. 

Desde Lalcec (Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer), advierten que es necesario encontrar un balance entre la vida personal y laboral. Y señalan que “está comprobada la importancia de establecer una relación equitativa y sana entre la parte afectiva y el trabajo de cualquier persona, pero aún más en los casos de pacientes con cáncer”.

En este punto, enfatizan que “es esencial detenerse a analizar la situación y establecer si se está dedicando demasiado tiempo al trabajo y descuidando los vínculos. De ser así, se debería revertir dicho estado, planificando más contacto con el entorno afectivo”

El cultivo del bienestar emocional de las personas bajo tratamiento no solo depende de los profesionales de la salud, sino y fundamentalmente, de las actividades que los pacientes desarrollen y el vínculo afectivo de quienes lo rodean. 

Facilitar entonces la posibilidad de mantener una rutina laboral que sea viable, es vital y requiere de la colaboración de todos.