Cáncer:  la importancia del diagnóstico temprano

Cáncer:  la importancia del diagnóstico temprano

Detectar el cáncer en sus primeras etapas aumenta significativamente las posibilidades de cura y reduce tanto el impacto en la vida de los pacientes como los costos del tratamiento. Una de cada tres muertes por cáncer podría evitarse con medidas preventivas y un diagnóstico oportuno.

En el contexto de una de las principales causas de mortalidad en el mundo, como es el cáncer, el diagnóstico temprano se presenta como una herramienta fundamental para salvar vidas y reducir los costos asociados al tratamiento. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer causó cerca de 10 millones de muertes en 2020, representando una de cada seis muertes en el mundo. 

En Argentina, con aproximadamente 360 nuevos diagnósticos diarios, el cáncer se cobra más de 60,000 vidas al año, según datos del Observatorio Global del Cáncer (Globocan). En nuestro país además, la incidencia es particularmente alta: ocupa el quinto lugar de América Latina con mayor prevalencia de la enfermedad. 

Según estadísticas de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC), el 40% de los casos se concentran en tres tipos de tumores: cáncer de mama, colorrectal y de pulmón, siendo este último es el más letal, causando el 14.7% de las muertes relacionadas con tumores en 2020.

Llegar a tiempo

Detectar el cáncer en fases iniciales no solo incrementa las posibilidades de cura en casi tres de cada cuatro pacientes, sino que además permite que los tratamientos sean menos invasivos y menos costosos. La OMS subraya que todos los países pueden adoptar medidas para fomentar la detección temprana. Entre las principales acciones destacan:

  1. Concientización pública: Es fundamental que la población reconozca los síntomas del cáncer y busque asistencia médica ante cualquier señal de alerta.
  2. Refuerzo del sistema de salud: Invertir en el equipamiento de los servicios de salud y capacitar al personal médico para realizar diagnósticos precisos y a tiempo es crucial para mejorar los resultados de los pacientes.
  3. Acceso a tratamientos eficaces y seguros: Es vital asegurar que las personas con cáncer puedan acceder a tratamientos de calidad y con un costo accesible, incluyendo el alivio del dolor.

Estas medidas, sumadas a programas de tamizaje y cribado para la detección oportuna son clave para identificar la enfermedad en etapas tempranas; ya que permite un tratamiento más efectivo y reduce la mortalidad, al mismo tiempo que mejora la calidad de vida de los pacientes. Los costos de tratamiento se reducen considerablemente en estas fases iniciales, lo que representa un alivio tanto para los sistemas de salud como para las familias.

La prevención como estrategia 

La OMS estima que entre el 30% y el 50% de los casos de cáncer podrían evitarse con estrategias preventivas basadas en evidencia y con la reducción de factores de riesgo. Algunas de las principales recomendaciones preventivas incluyen:

  • Evitar el consumo de tabaco, que es un factor de riesgo directo para varios tipos de cáncer.
  • Mantener un peso saludable y llevar una dieta rica en frutas y verduras.
  • Realizar actividad física regularmente.
  • Reducir el consumo de alcohol.
  • Evitar la exposición a la radiación ultravioleta y protegerse del sol.
  • Vacunarse contra el virus del papiloma humano y la hepatitis B, cuando esté indicado.
  • Reducir la exposición a la contaminación del aire y a radiaciones en el lugar de trabajo.

Cambio de hábitos

El Director de Docencia e Investigación del IOHM, Ernesto Gil Deza, advierte que “un número importante de los tumores son prevenibles: el de pulmón si se combate el hábito del tabaco, el de mama desde la prevención primaria con control de peso, control del consumo de alcohol, manejo cuidadoso de los anticonceptivos y la prolongación de la lactancia, y desde la prevención secundaria con estudios de mamografía”. También el cáncer de colon se puede prevenir con dietas adecuadas y estudios de colonoscopía oportunos, así como es prevenible el melanoma con el control de los lunares de la piel o el cáncer de cuello uterino con las vacunas HPV y el Papanicolau.

Pero prevenir el cáncer también requiere un cambio de hábitos, que según recuerda Gil Deza, atraviesa varias etapas, que comienzan con la obtención del conocimiento.
“¿Por qué la mayoría de la población con acceso a información sabe lo que tiene que hacer y no lo hace?, cuestiona el especialista y apunta:  “Creemos que por algún motivo no somos vulnerables a esa condición, otro tiene que dejar de fumar, otro tiene que bajar de peso y otro es el que tiene que hacer actividad física o cuidarse del sol. Esta creencia es la causa principal de no hacer lo que sabemos que es bueno”. 

Es importante reafirmar que siempre se está a tiempo de adquirir hábitos más saludables, y cada día se presenta como una nueva oportunidad.