Hablar de intimidad y sexualidad es un tema por lo general tabú en pacientes con cáncer y bajo tratamiento. Sin embargo, abordarlo influye positivamente no solo en el estado de ánimo, sino también en la autoestima de las personas.
El cáncer puede afectar muchos aspectos de la vida, incluso la salud sexual y la intimidad, partes importantes en el bienestar de una persona, estrechamente vinculadas a la forma en que nos vemos a nosotros mismos y a cómo nos relacionamos con los demás.
Aunque se hable poco de ello, el cáncer también trastoca algo tan esencial como es la intimidad, la autopercepción y la vida sexual.
El tratamiento del cáncer puede causar cambios físicos y emocionales, incluidos los cambios en la sexualidad, denominados según la American Society of Clinical Oncology como “efectos secundarios sexuales”, que incluyen cambios en la capacidad de participar en una actividad sexual, pero que también afectan el estado de ánimo, la imagen corporal, el nivel de energía y la sensación de bienestar.
Esto puede ocurrir desde el momento del diagnóstico o durante el tratamiento y en distinta magnitud, pero sin duda cuanto antes se valore la problemática, más fácil será enfrentar este desafío. Comprender que nadie está solo en esta circunstancia es fundamental para atravesar esta experiencia con diálogo, escucha y contención profesional, y también incluso junto con otras personas que atraviesan situaciones similares.
Para muchas personas, el tratamiento del cáncer cambia la apariencia física y cómo se siente su cuerpo. Algunos de estos cambios en el cuerpo pueden durar poco tiempo, otros no desaparecen y a la vez, cada persona tiene cambios diferentes.
Es posible que otras personas se den cuenta de algunos cambios, mientras que otros cambios solo los nota quien los atraviesa y necesitará tiempo para adaptarse.
Estas pérdidas, reales, suelen ser motivo de enojo, malestar, pena, sensaciones que hacen rechazar la propia imagen y que en definitiva, pueden afectar la intimidad.
Es por eso que la comunicación abierta y la búsqueda de apoyo son esenciales para mantener una vida íntima y emocional saludable durante y después del tratamiento del cáncer.
Buscar otras formas de intimidad también es una opción. La intimidad no es solo física, también es emocional. Una recomendacióin es reiniciar de a poco las relaciones sexuales, cada uno a su ritmo y a su tiempo, escuchar el cuerpo y gradualmente volver a sentirse cómodo con uno mismo.
En definitiva, sentirse orgulloso del propio cuerpo, ese que ayudó a superar el tratamiento.